DiDeSUR (Dignidad y Desarrollo para el Sur) ha desarrollado el proyecto Transformando el Territorio: análisis y diagnóstico de la situación sobre la Soberanía Alimentaria, Comercio Justo, Consumo Responsable en la provincia de Guadalajara financiado por la Diputación Provincial de Guadalajara, con el propósito de analizar, visibilizar y fortalecer las iniciativas locales que promueven modelos de producción, distribución y consumo sostenibles.
El proyecto forma parte de la trayectoria de más de veinte años de trabajo de DiDeSUR en materia de Comercio Justo, Consumo Responsable y Soberanía Alimentaria, y se inscribe en nuestra visión integral: acompañar a las personas productoras y consumidoras hacia una economía más justa, solidaria y respetuosa con el entorno.
Un diagnóstico que da voz al territorio
El punto de partida fue: conocer, con rigor y desde la escucha activa, qué está ocurriendo en Guadalajara en torno a la sostenibilidad local.
A lo largo de varios meses se identificaron y contactaron más de 130 iniciativas en toda la provincia, de las cuales se analizaron en profundidad 41 experiencias representativas, entre productores/as agroalimentarios/as, artesanas/os y proyectos colaborativos.
El diagnóstico se estructuró en cuatro ejes temáticos —Soberanía Alimentaria, Comercio Justo, Consumo Responsable e Igualdad de Género—, aplicando un modelo de análisis que combinó entrevistas, cuestionarios y observación cualitativa, con criterios basados en estándares internacionales de sostenibilidad y economía solidaria.
Principales resultados del diagnóstico
El estudio confirma la existencia de un ecosistema local coherente, diverso y con un alto compromiso ambiental y social. Las iniciativas de Guadalajara muestran que es posible producir, vender y educar desde la ética, la cooperación y el respeto a la tierra.
Coherencia ambiental y social
Los resultados globales reflejan un alto grado de coherencia ambiental y social, especialmente en los ejes de soberanía alimentaria (78 %) y consumo responsable (74 %).
El uso de recursos locales, la recuperación de variedades tradicionales, la reducción de residuos y la venta directa son prácticas comunes en algunos proyectos.
Se observan también unos altos valores en el eje de comercio justo y redes de cooperación (71 %), lo que indica la necesidad ya puesta en marcha de fortalecer la formalización de alianzas y la negociación colectiva entre agentes locales.
Liderazgo femenino y participación comunitaria
El diagnóstico confirma la feminización de la sostenibilidad rural:
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63 % de las iniciativas están lideradas por mujeres, muchas de ellas al frente de proyectos agroecológicos o de artesanía sostenible.
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58 % participan en redes o asociaciones locales, lo que muestra una voluntad real de cooperación y arraigo territorial.
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71 % desarrollan acciones educativas o de sensibilización, contribuyendo activamente a la formación de una ciudadanía crítica y consciente.
La igualdad, sin embargo, se vive más de lo que se documenta. Las mujeres ejercen liderazgo y autonomía, pero siguen asumiendo la mayoría de las tareas de cuidados, y la flexibilidad del trabajo autónomo continúa siendo la principal herramienta de conciliación.
Esta realidad plantea el reto de incorporar protocolos de igualdad y corresponsabilidad formalizados, que fortalezcan la dimensión de género dentro de las políticas de desarrollo rural.
Medición ambiental y digitalización pendiente
Solo el 29 % de las iniciativas cuenta con algún tipo de medición de impactos ambientales (agua, energía o residuos).
Esto evidencia una falta de sistematización en el registro de buenas prácticas, a pesar del compromiso ambiental evidente.
Del mismo modo, la madurez digital es desigual: mientras algunas entidades utilizan eficazmente redes sociales y plataformas de venta online, otras carecen de herramientas digitales o formación técnica.
Estas brechas se reconocen como áreas prioritarias para la fase de continuidad del proyecto.
Comercio justo y economía solidaria: ética frente a rentabilidad
Uno de los hallazgos más significativos del proyecto se concentra en el eje de Comercio Justo y economía solidaria.
Casi la totalidad de las personas productoras y artesanas entrevistadas reconoce no percibir un precio justo por su trabajo, a pesar de producir de forma sostenible y con altos estándares éticos.
Aun así, la mayoría valora positivamente su actividad, porque les permite dedicarse a lo que les gusta, decidir sus tiempos y mantener el control sobre sus procesos productivos.
Esta autonomía aporta dignidad y coherencia personal, aunque en muchos casos suponga ingresos ajustados o inestables.
Las entrevistas muestran un modelo económico basado más en los valores del compromiso y la vocación que en la búsqueda de rentabilidad inmediata.
En el ámbito de la cooperación, el estudio identifica colaboraciones puntuales y relaciones de confianza consolidadas, pero también falta de estructuras formales que permitan avanzar hacia acuerdos estables, contratos tipo o estrategias de comercialización compartidas.
Ejemplos como AOVE La Común ilustran que la confianza y la transparencia siguen siendo las principales herramientas de fidelización y de sostenibilidad económica.
El reto ahora es fortalecer las redes provinciales y generar instrumentos comunes de negociación que garanticen precios dignos y relaciones equitativas a largo plazo.
Ejemplos que inspiran
- A lo largo del estudio se identificaron numerosos ejemplos de coherencia, innovación y resiliencia.
Proyectos como El Huerto del Lobo (Fuentelahiguera), Despelta (Palazuelos) y Naturhuerto (Chiloeches) combinan producción agroecológica con educación ambiental, demostrando que lo económico y lo ecológico pueden convivir. - El Rincón Lento (Guadalajara) o Las Casas de Andrea – Espacio Orígenes (Horche) integran la sensibilización ambiental y el consumo responsable en su modelo de trabajo, convirtiéndose en espacios de referencia para la ciudadanía.
- Mónica Diaz con Alas de Barro (Moratilla de los Meleros), Carmen del Olmo (Valdeavellano) o Yolanda Olea con Oleadas (Mohernando) nos demuestran que la artesanía puede recuperarse en zonas rurales y ser el centro de los vínculos y redes de colaboración entre personas que buscan un mundo más justo.
- La moneda social “La Bellota”, impulsada desde El Rincón Lento, se ha consolidado como una experiencia pionera de economía solidaria, con más de 280 usuarios/as activos/as y más de 50.000 transacciones, fortaleciendo el comercio local y la confianza comunitaria.
Conclusiones: un movimiento vivo y en crecimiento
El conjunto de resultados permite afirmar que Guadalajara cuenta con una red madura, diversa y comprometida de iniciativas locales que representan una alternativa real al modelo económico dominante.
Su principal valor radica en la coherencia ética y ambiental, el liderazgo femenino y la vocación educativa que impregna todas sus acciones.
No obstante, la fragilidad económica, la falta de estructuras colectivas y la escasa medición de impactos ponen de manifiesto la necesidad de apoyos institucionales continuos, formación técnica y articulación de redes de cooperación estables.
Estos desafíos son, a la vez, oportunidades para seguir avanzando hacia un modelo provincial de sostenibilidad integral.
Desde DiDeSUR, entendemos que transformar el territorio no consiste solo en producir de otro modo, sino en vivir y trabajar desde la ética, la comunidad y el cuidado.
Las iniciativas analizadas muestran que el cambio ya está en marcha: son la prueba viva de que la sostenibilidad no es un discurso, sino una práctica diaria que une economía, igualdad y compromiso con la tierra.
Un agradecimiento colectivo
El proyecto Transformando el Territorio ha sido posible gracias al apoyo de la Diputación Provincial de Guadalajara, que ha financiado su desarrollo y ha confiado en DiDeSUR como entidad ejecutora.
Agradecemos también la colaboración de todas las personas productoras, artesanas, entidades y cooperativas que participaron compartiendo su experiencia, su tiempo y su conocimiento.
El informe final —disponible en formato digital— servirá como base para futuras acciones de fortalecimiento de redes, medición ambiental y formación en igualdad, digitalización y comercialización.
Porque transformar el territorio no es un gesto puntual: es un proceso colectivo que une ética, territorio y comunidad.
Y ese proceso, en Guadalajara, ya está en marcha.
Proyecto ejecutado por DiDeSur y financiado por la Diputación de Guadalajara.



